Cada una de estas esquinas de La Habana significó el empeño de al menos un pequeño emprendedor que comenzó allí a levantar su negocio desde cero.
Cada una de estas esquinas gozó, hace años, de la fidelidad de unos clientes.
Más tarde, el nuevo orden político que prometía el bien para todos convirtió a esos pequeños propietarios en enemigos del pueblo y los despojó de sus bodegas.
Ofensiva Revolucionaria, llamaron a la campaña de expropiaciones.